Miswanting[1] es un concepto utilizado en psicología para describir la propensión de las personas a tener deseos inexactos o equivocados. Básicamente, este fenómeno psicológico ocurre cuando las personas creen que obtener o experimentar algo en particular les traerá felicidad, satisfacción o realización, pero en realidad no es así. Las personas sobrestiman lo felices que se sentirán si consiguen algo que han deseado. En realidad, esa cosa deseada no trae tanta alegría como se esperaba (Gilbert & Wilson, 2000).
Sin duda, los deseos y aspiraciones humanas son parte integral de nuestras vidas, impulsándonos a perseguir diversas metas y experiencias. Sin embargo, el concepto de miswanting destaca las trampas potenciales de nuestros deseos. La tendencia a albergar deseos inexactos o equivocados lleva a las personas a creer que lograr ciertas metas o adquirir posesiones específicas traerá felicidad y satisfacción duraderas. Al final, estos deseos equivocados pueden hacer que las personas se sientan desilusionadas.
El miswanting surge de una variedad de sesgos cognitivos y errores de juicio que pueden distorsionar nuestra comprensión de lo que realmente nos brinda felicidad y satisfacción. Un ejemplo es el fenómeno de la ‘cinta de correr hedónica’[2], donde los individuos se adaptan a las nuevas circunstancias y rápidamente vuelven a sus niveles básicos de felicidad. Esto conduce a un ciclo perpetuo de búsqueda de nuevos deseos, ya que la emoción y la gratificación iniciales de lograr un resultado deseado suelen ser de corta duración.
Otro error de juicio es el sesgo de impacto o pronóstico afectivo que se refiere a la predisposición de los individuos a sobrestimar la intensidad y duración de sus reacciones emocionales ante eventos futuros. Es la tendencia a creer que tanto los eventos positivos como los negativos tendrán un impacto más significativo en nuestro estado emocional del que realmente tienen.
Las personas a menudo confían en su estado emocional actual para predecir cómo se sentirán en el futuro, asumiendo que su reacción emocional será más intensa y prolongada de lo que suele ser. Por ejemplo, alguien puede anticipar que ganar una competición le traerá una felicidad inmensa y duradera, solo para descubrir que la alegría inicial disminuye relativamente rápido.
Este sesgo se puede observar en varias situaciones, incluidos eventos tanto positivos como negativos, como recibir un ascenso, experimentar una ruptura romántica o incluso sucesos cotidianos mundanos como perder un autobús. Los estudios han demostrado que el sesgo de impacto tiende a ser más prominente en situaciones que conllevan una alta carga emocional, que puede ser difícil de controlar.
Hay algunos factores subyacentes que contribuyen al sesgo de impacto. En primer lugar, las personas tienden a concentrarse en los aspectos más destacados de un evento y descuidan otros factores que podrían moderar su respuesta emocional. En segundo lugar, las personas a menudo no tienen en cuenta su resiliencia psicológica y su capacidad de adaptación, subestimando su capacidad para hacer frente a eventos tanto positivos como negativos.
Todos estos errores de juicio están influenciados por comparaciones sociales o expectativas sociales, asumiendo que ciertos eventos deberían tener un impacto emocional más fuerte basado en normas culturales o estándares sociales. En un mundo impulsado por las redes sociales y la exposición constante a imágenes seleccionadas de la vida de los demás, a menudo nos comparamos con los demás y deseamos lo que creemos que nos hará más exitosos, atractivos o respetados. Esta comparación constante también lleva a sobrestimar la felicidad de los demás, lo que puede hacernos sentir insuficientes.
Sobreestimar la felicidad de los demás se deriva de nuestra perspectiva limitada y la tendencia a hacer juicios basados en observaciones superficiales. Cuando somos testigos de individuos mostrando sus logros o momentos alegres, podemos suponer que sus vidas están constantemente llenas de felicidad. Sin embargo, esta percepción suele ser una imagen incompleta, ya que pasa por alto los desafíos, las luchas y las complejidades emocionales que se encuentran debajo de la superficie.
Como se mencionó, sobrestimar la felicidad de los demás puede tener efectos perjudiciales en nuestro bienestar y en las relaciones interpersonales. En primer lugar, puede contribuir a sentimientos de envidia y dudas. Cuando percibimos a los demás como consistentemente más felices, exitosos o satisfechos, podemos desarrollar una sensación de deficiencia personal o la creencia de que nuestras propias vidas carecen en comparación. Esta comparación puede conducir a una insatisfacción general con la vida.
Además de la comparación social, las influencias sociales y la publicidad dan forma a nuestra percepción de lo que deberíamos querer para sentirnos felices o satisfechos. Los medios de comunicación nos bombardean con mensajes que sugieren que ciertas posesiones, estilos de vida o experiencias son las claves de la felicidad. En consecuencia, desarrollamos deseos basados en influencias externas en lugar de nuestras propias necesidades y preferencias genuinas, lo que lleva a una búsqueda equivocada de satisfacción.
Miswanting puede tener implicaciones de gran alcance para nuestra toma de decisiones. Por ello, comprender este fenómeno es importante para tomar medidas que potencien nuestra felicidad con base en nuestros propios valores. Perseguir deseos que no se alinean con nuestros verdaderos principios puede resultar en un estado perpetuo de decepción y un ciclo sin fin de luchar por más. Esta búsqueda de cosas que creemos que nos harán felices puede impactar negativamente en nuestra salud mental, los sentimientos de descontento y frustración pueden eclipsar cualquier placer temporal derivado de la consecución de nuestros deseos.
Reconocer y sortear el miswanting es crucial para llevar una vida plena y equilibrada. Desarrollar la autoconciencia es el primer paso. Reflexionar sobre nuestros deseos y cuestionar sus orígenes puede ayudarnos a discernir si se alinean con nuestros valores confiables. Cultivar un sentido de gratitud por lo que ya tenemos también puede contrarrestar el miswanting. Al centrarnos en el momento presente y apreciar los aspectos positivos de nuestra vida, podemos reducir el deseo incesante de más y desarrollar satisfacción con lo que ya poseemos. Es importante tener en cuenta que abrazar valores intrínsecos, como la compasión y las relaciones significativas, puede proporcionar una fuente de satisfacción más estable y duradera.
Nos guste o no, el miswanting es un aspecto omnipresente de la experiencia humana, que a menudo nos lleva por mal camino en nuestra propia búsqueda de la felicidad y la realización. Al comprender la naturaleza y las causas del miswanting, podemos abordar nuestros deseos con mayor discernimiento y tomar decisiones que estén más alineadas con nuestras auténticas “ambiciones”. Al fomentar la autoconciencia, practicar la atención plena y abrazar los valores intrínsecos, podemos sortear las trampas de miswanting y cultivar una vida más significativa y satisfactoria.
[1] Puede ser traducido como deseando mal
[2] hedonic treadmill