En las redes sociales, compartir es uno de los muchos aspectos en los que se involucra la gente. En la era digital, compartir implica un intercambio inmaterial, que es una práctica que incluye la revelación de sentimientos y conocimientos (Kennedy, 2018). Sin embargo, compartir se ha transformado en algo más, en una necesidad de atención y un profundo deseo de conectarse con un público más amplio. Compartir en línea ya no es solo compartir sentimientos o ideas, se ha convertido en un intercambio excesivo de información, una revelación abierta y generalizada de la vida personal de las personas. Esta divulgación está abierta a cualquier persona para discutir y juzgar en las redes sociales, lo que en consecuencia trae secuelas negativas como la ansiedad o la adición.
En la era digital, donde las plataformas de redes sociales se han convertido en diarios virtuales y las conversaciones se llevan a cabo en gran medida a través de pantallas, el concepto de compartir en exceso ha ocupado un lugar central. El revelamiento excesivo se refiere al acto de revelar una cantidad excesiva de información personal, lo que a menudo difumina la línea entre la apertura de información y la privacidad. Si bien el fenómeno tiene sus méritos en el fomento de las conexiones y la comprensión mutua, también presenta inconvenientes potenciales, lo que destaca la importancia de lograr un equilibrio entre la auto-expresión y la protección de los propios límites personales. Los estudios muestran que la ansiedad, la búsqueda de atención y/o el uso poco saludable de las redes sociales son los motores que hacen funcionar la máquina de compartir en exceso, especialmente para los jóvenes (Shabahang, Shim, Aruguete y Zsila, 2022).
En una era marcada por la conectividad global, el deseo de conexiones y relacionabilidad genuinas es más fuerte que nunca. Compartir en exceso puede servir como un medio para cerrar las brechas entre las personas, ya que compartir experiencias y luchas personales puede hacer que los demás se sientan menos solos. En este contexto, compartir en exceso puede verse como una herramienta para la empatía, creando espacios donde las personas pueden encontrar consuelo en las experiencias compartidas y ofrecerse apoyo mutuo. Sin embargo, hay otro lado de compartir en exceso: la búsqueda de atención, que es un comportamiento impulsado por el deseo de validación, reconocimiento o aceptación de los demás. Algunas personas comparten detalles personales o luchas de manera exagerada para obtener simpatía o atención de los demás. Sin embargo, esto a veces puede ser un reflejo de necesidades o inseguridades emocionales subyacentes.
Sin duda, las plataformas de redes sociales ofrecen una vía sin precedentes para la auto-expresión, donde compartir demasiado se ha normalizado hasta cierto punto. La conveniencia de publicar pensamientos personales, hitos y actualizaciones en línea contribuye a este fenómeno. Los usuarios a menudo se sienten atraídos por la validación y los contactos instantáneos que puede generar compartir demasiado, lo que lleva a un ciclo de divulgación continua.
No obstante, la línea entre la auto-expresión auténtica y el exceso de información es delgada. Compartir en exceso puede tener efectos potencialmente perjudiciales en la salud mental y las relaciones. El acto de revelar detalles íntimos a una amplia audiencia puede hacer que las personas se sientan vulnerables o expuestas. Además, compartir demasiado puede crear un entorno de comparación, ya que otros pueden comparar sus propias vidas con las narrativas seleccionadas que se presentan en línea. Esta comparación puede contribuir a sentimientos de insuficiencia y ansiedad.
Como se mencionó anteriormente, la ansiedad a veces puede contribuir al comportamiento de compartir excesivamente. Cuando las personas experimentan una mayor ansiedad, pueden involucrarse en actos de compartir demasiado, como un mecanismo de afrontamiento para aliviar su angustia. La ansiedad puede conducir a un exceso de energía nerviosa que las personas pueden canalizar a través del habla excesiva. Esto puede dar lugar a que se comparta demasiada información personal, a menudo sin darse cuenta del alcance de la divulgación.
Otros aspectos de la intersección entre la ansiedad y el compartir demasiado son la búsqueda de conexión y validación por parte de los demás; por ejemplo, vocalizando pensamientos recurrentes con la esperanza de obtener retroalimentación de otros, reduciendo la incertidumbre sobre los resultados o eventos futuros. Es importante tener en cuenta que, si bien compartir en exceso puede proporcionar un alivio temporal de la ansiedad, también puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Las personas pueden sentirse expuestas, arrepentidas o incluso más ansiosas después de compartir demasiado.
Por lo tanto, mantener la etiqueta digital; es decir, saber cómo navegar por la delgada línea entre la conexión y el compartir excesivamente es crucial. Practicar la autoconciencia y considerar el impacto potencial de las propias revelaciones puede ayudar a las personas a mantener un equilibrio saludable entre compartir y compartir en exceso. Antes de compartir información personal, uno debe reflexionar sobre sus motivos y evaluar si la información es apropiada para la audiencia prevista. Se deben establecer límites para proteger la privacidad personal y mantener una sensación de control sobre la información que se comparte.
En lugar de recurrir a compartir en exceso para obtener una gratificación instantánea, las personas deben centrarse en cultivar conexiones significativas. Participar en conversaciones genuinas, escuchar activamente y compartir con atención puede conducir a relaciones más profundas y auténticas. Al valorar la calidad sobre la cantidad, todos podemos cambiar el enfoque de compartir demasiado a establecer conexiones basadas en el respeto y la comprensión mutua.
Es importante resaltar que los efectos negativos de compartir excesivamente no solo afectan a los que comparten, sino también a los participantes que consumen ese contenido. El consumo de contenido de personas que comparten excesivamente puede contribuir a la adicción a las redes sociales. Por lo tanto, aquellos que comparten en exceso y los participantes (consumidores de contenido) pueden presentar angustia mental y adicción a las redes sociales. Lograr un equilibrio entre la apertura y la privacidad es esencial para aprovechar los aspectos positivos de compartir y minimizar sus posibles inconvenientes.
Es importante recordar que las redes sociales tienen un lado oscuro que puede afectar negativamente nuestras vidas. Algunas de las “oscuridades” de las redes sociales involucran la calidad decreciente de las relaciones interpersonales, la privacidad, los efectos negativos de los comentarios en línea, entre otros. Aunque compartir en exceso en la era digital es un fenómeno complejo que refleja la naturaleza evolutiva de la comunicación y la auto-expresión, también tiene sus inconvenientes. Si bien puede fomentar las conexiones y la empatía, también presenta riesgos potenciales para el bienestar mental y los límites personales. Al practicar la etiqueta digital y priorizar conexiones interpersonales, las personas pueden navegar por el panorama digital con autenticidad y atención plena.
Referencias
- Kennedy, J. (2018). Oversharing is the norm. Digital intimate publics and social media, 265-280. https://doi.org/10.1007/978-3-319-97607-5_16
- Shabahang, R., Shim, H., Aruguete, M. S., & Zsila, A. (2022). Oversharing on social media: Anxiety, attention-seeking, and social media addiction predict the breadth and depth of sharing. Psychological Reports, https://doi.org/10.1177/00332941221122861